Entra en su recta final juicio por el atentado a Cristina Kirchner
«Por una estupidez mía no puedo ver a mis hijos, no puedo trabajar ni salir. Es una bronca bárbara”, dijo el acusado Carrizo.

En un momento de la audiencia, Carrizo soltó una carcajada al recordar que en su juventud había fingido ser ciego y realizado amenazas de bomba en su colegio. Foto: EFE/Archivo
17 de julio de 2025 Hora: 04:25
El conocido jefe de los copitos, Gabriel Carrizo, uno de los tres acusados por el intento de asesinato a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, declaró este miércoles ante el Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6) en la última audiencia de testimonios del juicio por el atentado ocurrido el 1 de septiembre de 2022. Su intervención, tras casi tres años detenido, sorprendió a todas las partes por el tono y el contenido de sus explicaciones.
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Carrizo intentó desligarse del hecho justificando una serie de mensajes incriminatorios como simples “bromas” y “fabuleadas” producto de su tendencia al “humor negro”. “Jamás en mi vida le deseé la muerte a nadie. Lo que dije fue en joda. Pensé que iba a terminar ahí. Yo nunca me imaginé en una cárcel y siempre evito a la gente que anda en cosas malas”, afirmó el imputado ante los jueces Sabrina Namer, Adrián Grünberg e Ignacio Fornari.
Durante las tres horas que duró su declaración, Carrizo respondió preguntas de todas las partes y reiteró que los mensajes que lo incriminan fueron bromas dirigidas a su hermanastra y otras personas cercanas. Uno de los mensajes más polémicos fue enviado a las 22:48 del día del atentado: “Andrea, el arma es mía”. Sobre ese texto, Carrizo explicó: “Era una joda, una fabuleada. Yo me enteré lo que pasó por la tele. Empecé a ver memes y comentarios y dije ‘yo a este chabón lo conozco’, y ahí empecé a hacer estas jodas”.
Carrizo también reveló que su familia es kirchnerista y que sus provocaciones eran parte de un estilo de humor que usaba para molestar a su padre. “Mi hermana participaba del Polo Obrero y defendía a Cristina. Yo le hacía la contra a mi papá para que se ponga loco. Lo sabe toda mi familia. Era una provocación”, dijo.
Entre los mensajes que se le mostraron durante la audiencia, figuran frases como: “Recién intentamos matar a Cristina”, “Mi empleado le quiso disparar”, “El trabajo si las cosas se dan bien lo voy a terminar yo”, “El arma es mía” y “No sé si es una buena noticia, pero el arma con la que intentó ponerla no es la mía, yo le di un 22 corto… Recién hablé con la novia y la tiene ella, así que mañana la vamos a ocultar”.
La fiscal Gabriela Baigún y los abogados querellantes Marcos Aldazábal y José Ubeira cuestionaron duramente la coherencia de su relato. Ubeira lo confrontó: “¿Cómo puede ser que frente a un hecho de notoria gravedad usted podía seguir haciendo bromas y que eso tenga un grado de coherencia con su relato?”. Carrizo respondió que sus mensajes eran una forma de provocar reacciones: “La joda era para ver cómo reaccionaban. Yo iba a volver al barrio y decirles: ‘¿Cómo te vas a creer eso de mí?’”.
Baigún insistió en el análisis de su conducta posterior al atentado, señalando dos estados de WhatsApp que Carrizo publicó: “Seguro el próximo sos vos, Alberto. Tené cuidado” y “El gobierno es vulnerable. Espero que les quede claro: nosotros somos los que mantenemos a esos parásitos ahí arriba”. Carrizo explicó que esos estados estaban dirigidos a un grupo personalizado de contactos kirchneristas, con el objetivo de provocar.
En un momento de la audiencia, Carrizo soltó una carcajada al recordar que en su juventud había fingido ser ciego y realizado amenazas de bomba en su colegio. La fiscal lo interrumpió con firmeza, y él se retractó: “Lo de Cristina no me da gracia, estuve tres años pensándolo. Pero en ese momento no le tomé la verdadera importancia”.
Carrizo también mencionó que algunas de las expresiones que usó en sus mensajes, como “parásitos”, las había escuchado en discursos y videos del presidente Javier Milei. Además, reconoció que fue un error haber dado trabajo a Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, los otros dos acusados del atentado. “Ella me había dicho que no había tenido nada que ver en el asunto y el día 4 me entero de que sí”, sostuvo.
Su defensor, Gastón Marano, cerró la ronda de preguntas con una reflexión: “¿Aprendió algo en estos tres años?”. Carrizo, visiblemente afectado, respondió entre lágrimas: “Por una boludez, que no es sólo eso, me hace reflexionar de que hay cosas que no me las tengo que tomar en joda. Por una estupidez mía no puedo ver a mis hijos, no puedo trabajar ni salir. Es una bronca bárbara”.
La declaración de Carrizo marcó el cierre de la etapa de testimonios e incorporación de pruebas del juicio. El TOF 6 dispuso un cuarto intermedio hasta el 13 de agosto, fecha en la que comenzarán los alegatos finales. Ese día será el turno de la querella, seguido por la fiscalía y los defensores en las audiencias posteriores.
Autor: teleSUR - nbb - JGN
Fuente: Tiempo Argentino - El Destape